A finales del año 2015, el Presidente Obama y varias entidades federales[1] recibieron una demanda sin precedente alguno. Veintiún jóvenes[2], entre los 9 y 18 años de edad, decidieron juntar esfuerzos para presentar una acción de clase en Eugene, Oregon, en contra de la política pública ambiental de Estados Unidos. En términos generales, estos jóvenes afirmaron que de manera deliberada se había regulado insuficientemente o dejado de regular la explotación de hidrocarburos y, por ende, la emisión de dióxido de carbono al medio ambiente. Desde ese momento, estos jóvenes iniciaron una cruzada para reclamar por sus derechos, que aun sigue en disputa bajo la administración Trump.
Digo cruzada porque actualmente actúan en calidad de intervinientes en el proceso tres gremios[3] que representan los intereses de prácticamente todas las compañías dedicadas al sector de hidrocarburos (Exxon Mobil, BP, Shell, Koch Industries, por solo nombrar cuatro de más de otras 700 compañía). Además, desde la entrada del gobierno Trump, se ha hecho toda clase de maniobras jurídicas[4] para desestimar la demanda y dilatar el proceso.