Siendo así, desde su óptica de economista nos arroja cifras que representan, al final, una inoperancia justificada. Si miramos un análisis comparativo de carga y productividad podemos ver que la duración media de un proceso en los juzgados administrativos en primera instancia es de 299,78 días, y en segunda instancia de 170,50 días; en los tribunales de 550,09 días para la primera instancia, 556,56 para la segunda, y 1.106,65 días para todo el proceso. Asimismo, dentro del mismo Consejo de Estado, nos muestra que la duración de la fase de admisión oscila entre 20,91 días en la Sección Cuarta y 55,20 días en la Segunda; la notificación entre 32,15 en la Cuarta y 129,70 días en la Primera; la de pruebas entre 70,60 días en la Cuarta y 103,32 en la Segunda; y la de alegatos entre 25 días en la Cuarta y 119 días en la Primera (Lozano, 2017; 24).